miércoles, 23 de mayo de 2012

Elizabeth 6ta Parte


6ta Parte



Y bajo toda la felicidad
Un zócalo de engañosos se deja ver
Y por encima de lo que se quiere creer y
 El frío de la soledad siempre se deja ver.






El teléfono de Elizabeth sonó un par de veces antes de que la llamada enviada al buzón de mensajes.
El teléfono timbró nuevamente logrando despertar a Elizabeth pero ella no iba a contestar, no sabía donde había dejado su celular la noche anterior y su cuerpo cálido y desnudo junto al suyo era lo más cómodo que jamás había sentido.
El teléfono sonó por tercera vez y pese a la pereza que le daba contestar lo sintió vibrar sobre su cabeza, y lo tomó y antes de siquiera revisar quien era, dudó en si debía o no atender, amaba estar allí, su carita ingenua al dormir y cuando la miraba, su sonrisa de niño pequeño al besarla y la suavidad de su piel junto a la suya, el teléfono dejó de sonar para inmediatamente conectar una nueva llamada, era Gabriela no podía evitar contestar.

-!Elizabeth! ¿Dónde estás?

-En la playa, Gaby-dijo bostezando- Son las cinco mujer por qué llamas?
-¡Porque son las cinco! ¡Debiste haber llegado hace horas!
-No te entiendo en serio, ¿no eras tú la que quería que saliera con el?
-Yo jamás dije eso…
-Se te notaba, igual, es muy temprano y quiero seguir durmiendo, así que si no te molesta…
-¡No, sí me molesta! Te estoy esperando desde hacer horas y no llegas, ¡Ven ya!- colgó el teléfono dejándole en claro que había sido una orden.

Dejó el celular a un lado y se vistió mientras gritaba a Esteban que hiciera lo mismo.

-          ¡Esteban! Levántate, tengo que irme.
-          ¿A dónde? Todavía es muy temprano…
-          Solo levántate, ya te dije, Gaby llamó y creo que ocurrió algo
-          Pero… ¿Qué te dijo?
-          Nada
-          ¿Nada? ¿Pero cual es tu afán entonces?
-Que no me dijo nada, pasó la noche fuera, le dije que estaba durmiendo y aun así ni siquiera preguntó donde, eso es muy extraño en ella, tenía mucho interés por vernos juntos y de la nada ahora parece que se le olvidó.
-          Pero…
-          Solo alístate, ¿Sí?




Gabriela había pasado toda la noche junto a Amelia, cuidándola de su fiebre y revisando que nada la incomodara para ver si en algún momento volvía a despertar.
Elizabeth irrumpió en la habitación con Vyoleth siguiéndola y Esteban tras ellas.

-          ¿Qué pasó Gaby? – La abrazó al ver sus ojos húmedos y acarició su cabeza mientras comenzaba a llorar.
-No sé, ¿Recuerdas que tenía tos? – Elizabeth asintió – bueno, a lo largo del día ella se fue poniendo peor, estaba pálida, se desmayó, su temperatura subió y finalmente terminó por toser y vomitar sangre…y anoche se acostó, mas bien se desmayó y no ha vuelto a levantarse desde entonces.
-          No te preocupes, ¿Sí?, va a estar bien.

Esteban se había alejado un poco de las chicas, todo aquello le sonaba muy familiar, la tos, los desmayos, la fiebre, la sangre, la inconsciencia, era obvio, las chicas habían robado el cofre y la esfera había estallado, lo extraño es que Gaby estaba en perfectas condiciones y si estuvo igual de expuesta que Amelia, lo más lógico sería que ella también estuviera en cama.

-          Llamaré a un médico – Avisó Elizabeth mientras marcaba un numero en su celular.
-          ¡No! – Bajó el teléfono con un movimiento de la mano contra la cama, las chicas miraron asombradas su actitud - No…es solo que ya he visto esto antes, no es un virus ni nada de eso, no es tos tampoco ni infección, es una bacteria y dudo que en un hospital logren tratarla, yo conozco a alguien, si no te molesta lo puedo llamar para que venga.

-          ¿Estás seguro de que no es mejor llevarla a una clínica?
-          No, no créeme, confía en mi, ¿Sí?

Elizabeth asintió mientras el salía de la habitación.
-          Y…tranquilas, no se contagiarán por estar aquí con ella.



-          Vamos papá, contesta - El teléfono llevaba timbrando mas de un minuto y ya había llamado cerca de tres veces, pero era típico de su padre, el jamás contestaba a menos de que el ruido realmente lo hartara, por suerte, al menos en eso, no era muy paciente.
Una  vez al otro lado de la línea se dejó escuchar.
-          ¿Sí?
-          Papá, soy yo…
-          -¿Qué quieres Esteban?, estoy ocupado
-          Papá, pasa algo…
-          ¿Decidiste volver?-Preguntó emocionado
-          Nop, sabes cuales son mis condiciones para que eso suceda.
-          Sí, sí, cursilerías u mas cursilerías anti-científicas, ¿me vas a decir o cuelgo?
-          No me trates así, te he dicho una y mil veces que soy tu hijo, no tú enemigo.
-          No estas de mi lado, eso significa que estas en contra.
-          -¿Sabes papá?- dijo en un suspiro. Para ser alguien tan inteligente…eres un idiota.
Un tono de corto se oyó incesantemente en la línea Esteban volvió a timbrar.
-          Lo siento papá
-          Me parece que fui muy claro al colgar
-          Sí, sé que ya no quieres hablar pero…dime, ¿un enemigo te daría la oportunidad de estudiar a tus absurdos microbios como huéspedes de una persona?
Carlos guardó silencio un momento, no solía salir de su casa y ahora se encontraba en el dilema de ir y estar a merced de su hijo en quien sabe donde o el de abstenerse y demorar mas de lo necesario en su proyecto.
-          ¿Dónde estas?
-          En la playa papá
-          ¿qué? No…estás loco si crees que voy a ir hasta allá.
-          Si no vienes…no verás como funcionan…
-          lo pensó por unos segundos y luego contestó -Haré maletas y llegaré en un par de horas, una y media con algo de suerte. Adiós.
-          Chao papá…-se despidió pese a que su padre ya había terminado la llamada.

-          Llegará en un par de horas, Elizabeth
-          Deberías dejar de llamarme así
-          ¿Así como?
-          Elizabeth…creo que ya tenemos la confianza suficiente como para que me digas Beth y dejes de tratarme como a una completa extraña
-          No lo haré, no te diré asó
-          ¿Por qué?
-          No pienso arruinar tu nombre de ese modo- le sonrió está mal ¿cierto?
-          Si, Amelia no ha despertado desde hace mas de seis horas y Gaby está desesperada, no ha hecho mas que rezar desde que saliste a llamar y por como la conozco podría apostar que ha estado haciendo lo mismo desde que me llamó, incluso desde antes – dijo con algo de modestia
-          Y…eso te enoja…
-          No, no me enoja, es solo que…sé que no servirá de nada, ¿tú crees en él?
-          No… papá odia a ese concepto, tal vez si mi madre no hubiera muerto, yo también creería  y a diferencia de ti, a mi si me molesta
-          ¿Por qué?
-          -Porque sé que no existe, porque en su nombre se han cometido cientos de homicidios, porque por el la ciencia se detuvo durante años…no tengo ni un buen motivo para aceptarlo
-          Yo no le veo nada de malo, tu lo culpas  a el de lo que la iglesia hizo, la verdad yo tampoco creo, o tal vez tan solo no quiero creer…pero de todos modos, cuando lo estas perdiendo todo, cuando no sabes que hacer… siempre es bueno tener algo en que creer o alguien en quien confiar
-          Te tiene a ti
-          Yo no soy medico, además, es una niña, jamás has visto a alguien morir, ni siquiera a un enfermo
-          Te cuido a ti – dijo tratando de ganarle.
-          Yo estaba herida, no enferma…creo que es mejor que se dedique a rezar que a llorar, si todo sale bien, tendrás algo en que tener fe, si no es así sabrás al igual que tu o yo que Dios no pasa de ser un cuento de hadas.

Elizabeth abrió la puerta y un hombre de cuarenta y cinco años tal vez, entró a la casa, llevaba dos maletas consigo, un libro de apuntes, una bolsa en la mano y los lentes agarrados en el cuello de un chaleco de lana.
-          Buen día, soy Elizabeth- dijo extendiéndole la mano.
-          Dr. Carlos – contestó respondiéndole al saludo
-          Papá- Se acercó a darle un abrazo pero él lo rechazó.
-          ¿Me explicas que sucede Esteban?
Esteban lo llevó por las escaleras hacia la habitación donde estaba Amelia.
-          Bueno papá, mira, desde ayer está muy mal, empezó con tos, luego se puso pálida, se desmayó, vomitaba sangre…pensamos que estaba resfriada pero cuando uno lo esta no escupe sangre, ¿Cierto?
Carlos le extendió ambas maletas a su hijo haciendo señas de que las cargue con cuidado, sacó de su bolso una jeringa y algo de alcohol.
-          Llévalas a la habitación y arma el laboratorio, yo voy en un rato.
Tomó el brazo de la chica y le saco sangre.
-          Papá…
-          ¿Qué?
-          -Deberías revisar a Gaby también
-          ¿Por qué?
-          Te lo explico arriba – dijo saliendo de la habitación

-          ¿Revistaste a Gaby?
-          ¿la infectaste?
-          ¡No! Ay papá…fue un accidente, tomaron el cofre de plata y la esfera explotó.
-          Ya veo…ya decía yo que no tenías ni el valor ni la seriedad científica que se necesita pen este proyecto.
-          ¡Papá!
-          Si, la revisé, aquí tengo sus muestras de sangre pero dudo que este enferma, si no a mostrado síntomas hasta ahora, no lo hará…la bacteria no sobrevive en el ambiente, si no hay penetración directa en el organismo morirá, mas con ella o con los fluido de la persona infectada no habrá contagio. En fin, ¿Para qué me llamaste?, lo de: “Para que estudies su comportamiento en un organismo” no es válido, sabes mejor que yo, que eso es mentira.
-          Sí, pero era la única manera en la que lograría traerte
-          Habla o me voy, tengo los síntomas y las muestra de sangre, no tengo razón para quedarme, ¿o sí?
-          Si, la tienes, te tengo un trato, yo te pongo el sujeto de prueba y tu buscas una cura.
-          ¿Para que quiero eso? Mi objetivo es infectar, no salvar.
-          Porque podrías infectarte tú, o tu hijo…
-          Son riesgos que asumiré
-          ¡Papá!
-          Adiós Esteban
-          Papá (!) sabes bien que no te iras si ese hubiera sido tu plan, no hubieras traído todo este equipo.
-          Sí, pero pensé que harías una mejor proposición…
-          Huh…está bien, si lo haces, si la ayudas… volveré contigo
El hombre colocó las probetas con las muestras de sangre junto al microscopio y le hizo señas a Esteban para que se fuera.

Esteban volvió al cuarto de Gabriela y la vio sentada y dormida en el sofá, tenia un recipiente con agua y palos dentro pero sobre todo, tenía ojeras, tomo una sabana y la tapo, luego retiro el envase y lo puso en el suelo.
-          ¿Despertó?
-          No…- Esteban volteo a verla pero seguía tan dormida como cuando llego.
-          Rayos me quede dormida…
-          No te preocupes, tienes que descansar
-          No, no puedo, no puedo acostarme a dormir mientras ella…
-          Duerme Gaby….ella duerme y no te haría mal hacer lo mismo, no puedes cuidarla si no estas bien.
El estomago de Gabriela sonó e hizo una mueca de hambre.
-          No has comido desde ayer ¿Cierto?
-          No, ni siquiera me he movido de aquí…
-          Voy a traerte algo- dijo levantándose
-          No…no, gracias, no quiero comer
-          Gaby, tienes que hacerlo
-          No (!) no quiero y punto.
Esteban sabia que no cambiaria de opinión, moría de hambre, le encantaría dormir... pero no lo haría mientras hubiera alguien quien la viera.
El chico salió de la habitación y volvió con una bandeja de comida que Elizabeth le había preparado a la chica, la dejo junto a ella y salió.
-          Si necesitas algo, si Amelia necesita algo, llamame, ¿sí?
-          La chica asintió – si gordo…
-          Tranquila Gaby, se pondrá bien, Carlos es muy bueno en lo que hace – suspiro-tal vez mas de lo que seria conveniente.
El chico regreso a ver a Gabriela al darse cuenta de su última frase, pero ella ya se había levantado y estaba junto a Amelia tomándole la temperatura.
-          ¿Cómo sigue?
-          Bien, esta bien, al menos en salud, esta bien
-          ¿Comió?
-          No , o sea, no me acepto la comida pero de todos modos la deje en su cuarto
-          Gracias- lo abrazó, el quiso besarla pero ella se negó- ¿sabes si ya sabe que tiene?
-          Es mejor que eso señorita- Carlos había entrado en la habitación cun un suero en la mano- ya se que hay que darle.
Elizabeth tomó el suero sonriente y corrió hacia la habiracion para aplicárselo a Amelia.
-          Ya lo tenias, ¿Cierto?
-          ¿Qué?
-          El suero, papá
-          ¿realmente importa?
-          A mi si me importa, su es asi pudiste solo mandarlo hasta aquí, sabias lo importante que era
-          Lo sabia y por eso vine-Le sonrió.
-          Creo que es hora de irno…¿no?- un temblor recorrio el cuerpo del chico por la mueca que se había dibujado en el rostro de su padre unos segundos antes.
-          No… aprovechare para ver que tal va el suero, jamas he visto como funciona realmente, es mas un proyecto
-          O sea que no tienes ni idea de si funciona no?- dijo molesto
-          Y tú tampoco si nos vas con ella y se lo apliques a la chica- señalo a Elizabeth que estaba en el corredor con el suero en la mano.

-          ¿Funcionará?
-          Claro que si, chiquitam tu amiga va a estar bien- el chico terminó de aplicar el suero y lo sujeto a la cabezera de la cama, acaricio su rostro y miro a Elizabeth que lo miraba incrédula pero con esperanza.
Ambos salieron y se deirigieron a la habitación de Elizabeth
-          ¿No vas a entrar?
-          Esteban la observaba desde la puerta indeciso mientras la veía sentarse en la cama-sí….-El chico se mantuvo inmóvil en la entrada
-          Esteban… (?)
Paso al cuarto batiéndose entre la gran cantidad de ropa en el suelo evitando pisar algina prenda y se recostó junto a ela con la cabeza sobre sus piernas.
-          Es una linda vista- miro a travez del gran ventanal el océano- jamas imagine que seria tan hermoso…
-          Tal vez no funcione ¿cierto?
El chico guardo silencio.
-          No están seguros de que resultados, ¿verdad Esteban?
-          Confio mucho en Carlos, es un gran científico
-          No fue eso lo que pregunte
-          No, no estamos seguros pero esperamos que si.
Elizabeth suspiro y Esteban se le acerco para besarla pero ella lo esquivo y se volteo a dormir.

-          Que tal sigues?-pregunto Elizabeth al entrar en la habitación
-          Creo que deberías preguntárselo a ella- carlos se retiro de la cama y dejo ver a Amelia despierta y con mas color en el rostro.
-          Wow, te ves genial.
-          Mientes- dijo sinriendole
-          Claro que no!-Gabriela había entrado con una bandeja de comida en las manos u chocando con su prima que la sujerto apenas a tiempo. Cracias nena- recupero el equilibrio y continuo crriendo hacia Amelia, dejno la bandeja en la cama, se sentó en sus brazos mientras se preparaba para almientarla- te ves muy bien, creeme- beso su mejilla.
-          Eso es cierto, si hay alguien que realmente puede afirmarlo, esa es Gaby, se mantuvo junto a ti desde que te pusiste mal, no se levanto ni a comer, tampoco ha dormido…
-          Gaby…-reclamo Amelia
-          Lo siento vida, es solo que no podía ponerme a cormir sabiendo que tu estabas asi, hubiera sido tan desconsiderado de mi parte.
-          Espero que al menos a ella la escuches y te cuides un poco.
-          No te preocupes yo la cuidare.
-          Me alegra oírlo.
Carlos tomo sus instrumentos y se puso en pie.
-          Creo que es hora de salir, Amelia lleva despierta algunas horas según dice Gabriela, asi que seria buena idea dejarlas descansar a ambas, les aseguro que para medio dia las chicas estarán recuperadas.
Gabriela mira a su prima algo insegura, quería estar allí con Amelia u descansar, habían sido las treinta y tres horas mas largas de su vida, pero por otro lado no quería arriesgarse a que algo pasara y no tener a nadie para ayudarla, los ojos de las chicas se cristalizaron por un momento.
-          Nena, voy a estar abajo, nada saldrá mal. Lo juro- se acerco y beso el rostro de su prima suavemente- todo ira bien, no te asustes, Carlos, Esteban y yo estaremos pendientes.
Todos salieron de la habitación al tiempo.
-          Me asustaste…una lagrima rodo por su mejilla- pensé, por un horrible momento pensé que no despertarias.
-          ¿No despertar? ¿y perderme mi viaje a la playa contigo? – se levanto de sus piernas y beso sus lagrimas- yo jamas voy a dejarte nena y mucho menos te voy a cambiar por mas cansancio que tenga, de mi no te libraras tan fácil- la abrazo fuertemente. Retiro la bandeja de la cama y la miro a los ojo tratando de transmitirle algo de paz- gracias.
-          No, no tienes por que agradecer, debi cuidarte, pedirle a Beth que suba el techo del auto, darte un saco para el viaje…no se…
-          Eso no importa, te quedaste durante mas de veinte y cuatro horas velandime, a demás, yo tengo ocho años mas que tu, yo debo cuidarte a ti, no ser la que te quite el sueño, al menos no por estas razones- se recostó y la obligo a hacer lo mismo- es mi turno de hacer de enfermera- la tapó y beso su cabello mientras la abrazaba.

-          Buenos días dormilonas- Elizabeth había comprado comida y se hallaban todos a excepción de aquellas dos chicas, viendo televisión.
Ambas se sentaron frente a la caja de pizza y trataron de coger un pedazo.
-          No, para ustedes no hay- se levanto, fue hasta la cocina y volvió con dos platos de sopa.
-          Gracias- Gabriela le sonrió
-          ¿Qué?, ¿por la sopa? Si siempre te la preparo.
-          Exacto Beth, siempre me la preparas pero solo a mi…
Amelia le sonrío pero Elizabeth y había vuelto su rostro a la película.
Gabriela tosio y la vista de todos en la habitación se dirigio hacia ella instintivamente.
-          Solo me atore- dijo nerviosa ante las miradas que dudosas se agolpaban sobe ella
-          Estas tomndo sopa, vida…
-          Beth (!) porfa, sabes como soy yo, me atoro aun cuando no hablo y tu también lo has visto Amelia.
Los chicos se miraron entre ellos sin saber que decir mientras Carlos sonreía sentado en el sillón con el control del televisor sobre las piernas.
-          Ash, no es de mi que deben preocuparse sino de esas a llagas que crecen en el pecho y el abdomen de Amelia, ¿por quecreen que esta usando una blusa larga y sin escote?
-          La chica se puso en pie y se alejó un poco de Gabriela que había logrado que toda la atención se dirigiera hacia ella- me la puse porque me gusto, es todo.
-          Eso rosa amor, no mientas…
-          ¿no has visto el color de mi pijama?, es morada
-          Solo la blusa lo es…
-          Gaby…
-          Entonces sácatela y déjales verlas
-          No son nada, tal vez fue solo alergia al polvo o a la arena, es la primera vez que vengo, muchos se queman, yo le cogí alegría a algo…solo las tape porque no se ven muy buen
-          Creo que tiene razón- interrumpió Carlos mientras Gabriela sufría un ataque de tos abrazada por Elizabeth que había comenzado a preocuparse por ella- sácatela Amelia, por favor.
La chica suspiro, se alejó de ellos y de espaldas a la televisión, retiró la blusa dejando a la vista de todos unas grandes llagas rojas de borde rosado muy similares a las que dejan los venenos de algunas serpientes, a diferencia de que no tenia la única herida típica del ata que de víboras sino una serie de estas distribuidas son patrón alguno a lo largo de su cuerpo
-          ¿Que es eso papá?
Carlos se acerco a la chica, se coloco los lentes y reviso con uidado y sin tocar las llagas en el cuerpo de la muchacha luego salio de la habitación y tras unos segundos volvió con un par de guantes, algunos porta-objetos, un bisturí y un microscopio en la mano.
-          Esto chicos- se coloco los gantes de látex y raspo con el bisturí las llagas para sacar una muestra. No es mas que el efecto de…-coloco la muestra en el rectángulo de vidrio y este en el microscopio-…Adrovagus monsaneinsis
-          ¿Andro que?- pregunto Gabriela
-          Adrovagus Monsaneinsis…supongo que es el nombre que Carlos le puso a esa cosa
-          No es una cosa, Esteban, es una bacteria, parece que el pasar tanto tiempo con una niña, una artista y una rockera desocupada que lo más probable es que no pase de ser una barman o una simple trabajadora en una sucursal de comida rápida, te atrofia el cerebro…
Las chicas voltearon molestas hacia el pero Carlos estaba ya con la vista fija en la muestra
-          Discúlpenlo chicas, es algo…algo…
-          ¿muy parecido a Beth?- dijo Gabriela sonriendo
-          Exacto
Elizabeth soltó a su prima que ya había comenzado a toser otra vez y se ubico junto al doctor- ¿sabes que es?
-          ...parece que la bacteria muto, imagino que le pusimos el suero muy tarde
Otro ataque de toso se adueño de la garganta de Gabriela que iba a hablar.
-          Y al parecer mi prima también esta enferma…
-          No, no dudo, en verdad lo dudo
-          ¿Qué te hace estar tan segura?
-          Que es una bacteria muy simple, su periodo de incubación es muy corto, no sobrevive ni un minuto fuera de una cuerpo y una vez en uno, su único medio de contagio es en fluidos…-la chica lo miraba algo confusa- ya sabes, besos, sexo heridas mutuas encontradas, aunque eso ultimo es muy complicado y según pude ver cuando examine a Amelia, ella no tenia ninguna.
Las tres chicas se mantuvieron en silencio u esteban desvió la mirada hacia su padre que había hablado durante todo aquel tiempo sin alzar la vista del microscopio
-          ¿Crees que  si se la hubiese aplicado a tiempo, hubiera funcionado?
-          Estoy seguro
-          Regreso a ver a su prima que estaba abrazadas por Amelia y con un pequeño rastro de sangre sobre sus labios- ¿le podrás poner uno?
El hombre asintió y esteban corrió a traer el suero
-          ¿Desde que hora estas tosiendo?
-          Un tiempo después de que usted llego a revisarlas esta mañana
-          ¿No tienes algina idea de cuando pudiste contagiarte?
Gabriela no hablo.
-          Gaby…nadie va a reprocharte nada, lo único que hiciste fue cuidarla y creer que ya estaba sana, la esperanza no es nada de que avergonzarse
-          No dices lo mismo del vaticano
-          Gaby, nena, por favor…
-          Lamento haberme enfermado- su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lagrimas- en verdad lo siento Beth, perdóname.
-          Fue hacia ella y la abrazó. No te preocupes, todo ira bien, solo dime, ¿sabes a que hora te pudiste cangaría?
-          Antes de que el doctor le ponga el ultimo suero esta mañana.
Carlos frunció el seño al oír la respuesta, realmente había esperado no tener que administrárselo…

-          Listo, ya estas- dijo Carlos al terminar de ajustar el suero a la cabecera- voy a salir, creo que deberían hacer lo mismo.
Esteban volvió la vista a Elizabeth
-          Ve, Teb, yo me quedare un rato mas con mi prima, luego los alcanzo- se sentó junto a ella y tomo su mano.
Ambos salieron de la habitación con rumbo a la pequeña estancia del segundo piso y Esteban se paro frente a su padre evitando que se sentara.
-          ¿Qué paso papá?
-          ¿De qué?
-          Con Gaby y Amelia…
-          Mhm…al parecer tus amiguitas tuvieron un comportamiento indebido y la una termino pegándole la bacteria a la otra.
-          Sabes que no me refiero a eso papá el suero que trajiste, no era para curarla, ¿verdad?
-          Como crees, ¿yo? ¿dañarla?, ¿Por qué haría eso?- sonrió
-          No seas tan cínico, fuiste tu, admítelo Carlos, jamás hiciste una cura, me dejaste en claro que no te interesaba, no se por qué pensé que la habías creado, aun peor con su dedo, ¡¿Qué hiciste papá?!
-          Rió con una mueca en su rostro- exageras, no son mas que unas niñas que conociste hace menos de un mes
-          Pero son mis amigas papá…
-          Mira, ¿quieres saber que tenía el suero, cierto?- el chico asintió- tenia una bacteria, otra bacteria la puse en el suero y cuando entro es su cuerpo ambas se mezclaron u el efecto fu el que tu viste
-          ¡¿Cómo pudiste hacer eso?!...eran mis amigas…
-          Eran sujetos de prueba esteban, y lo sabias, tu me trajiste aquí consciente de lo que iba a hacer, tu llamada fue una invitación a que introduzca mis bacterias dentro de ellas, es lo que en este mundo estoy haciendo con Gabriela- se acercó a esteban y lo abrazo- gracias por permitirme infectar a tus amigas.
Elizabeth cerró con fuerza una puerta tras ella mientras miraba a Esteban furiosa en una mezcla de decepción e ira, ambos voltearon instintivamente mientras por su rostro, una lágrima ya se dejaba ver.

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