jueves, 24 de mayo de 2012

Elizabeth 7ma Parte


7ma Parte



El tiempo que marchita
La esperanza del renacer,
El silencio que mutila
El ruiseñor al amanecer.




-          Elizabeth…
-          No digas nada Esteban, creo que tu padre ya lo hizo por ti- su voz estaba llena de decepción pero no por ello había perdido la frialdad que la caracterizaba.
-          Si, ella tiene razón hijo, sea mejor irnos- lo tomo del brazo.
-          Yo no voy contigo a ningún lado papá- se sacudió obligándole a soltarlo- tu y yo teníamos un trato
-          ¡No me interesa cual fue su trato, los quiero fuera a ambos”
-          Sabes, es una lastima que no tengas la cura- tomo aire y corrió hacia la habitación de Gabriela, se arrodillo junto a Amelia que era la mas próxima a la entrada y la besó---considerando que tu hijo también esta enfermo.
Carlos lo había seguido hasta la habitación y observo aquella escena sin poder hacer nada, pateó una mesa cercana a él y lanzo una maldición que se perdió en el aire sin ser captada por las chicas que miraban atónitos a Esteban sin que este dejara de mirar a su padre.
-          ¡No puedo creerlo!- zapateo y golpeo la pared con el puño-
-          ¿Qué papá? ¿Qué tu hijo este enfermo?
-          No, que mi hijo haya sido tan estúpido como para infectarse solo, es increíble como otras personas pueden arruinar la vida de un científico.
-          No lo hicieron papá, yo las amo, en este tiempo, todas ellas han compartido conmigo mucho mas que tu en todos los años de vivir juntos.
-          No puedo creer las idioteces que dices (!)
-          Ni o las que tu haces papá pero de todos modos las haces, ¿no?
Carlos guardo silencio ante la mirada fúrica de su hijo, jamás se oponía a el pero hace mas de cuarto semanas que se había marchado de su casa, jamás le había ni siquiera levantado la voz, ahora estaba a dos minutos de armar una revolución con alma de mártir.
-          Pero de todos modos, ya no importan mis motivos ni los que y crea, lo hecho, ya está y no va a cambiar, ni lo tuyo ni lo mío, ahora lo único que queda es que decidas que harás, ya perdiste a tu esposa ¿estas dispuesto a perder a tu hijo también?
El hombre volteo y se marcho de la alcoba como solía hacer siempre que perdía una discusión y se resignaba a obedecer.
-          ¿Qué hará?- reclamo saber Elizabeth
-          Nos va a ayudar
-          ¿Estas seguro?
-          Mi padre no es de seguir ordenes, por eso renuncio al proyecto gubernamental, por eso es independiente, pero si existe para el algo peor que la sumisión, es estar solo por ello todo esto, quiere desquitarse del mundo por la muerte de mi madre, si yo lo dejo…no sobrevivirá. En los va a ayudar, no se preocupen.
Esteban le hizo señas a Elizabeth pidiéndole que salieran pero ella se negó, no quería hablar con el, era un traidor, es lo único que le interesaba y si no fuera por que lo necesitaba, ya no hubiera enviado muy lejos.
-          Elizabeth, pro favor, necesito hablar contigo.
-          Pues yo no quiero, no tengo nada de que hablar contigo.
-          Nena, ¿Por qué no vas con el?
-          Gaby, por favor, no te metas, es una conversación de adultos.
-          Ves ahí vas otra vez, no me trates como a una niña porque ya no lo soy (!)
-          No es eso nena, es solo que no es algo que te vaya a gustar oír.
-          Entonces sal y habla con el o tendrás que explicármelo a mi.
Elizabeth dudo por unos segundos antes de decidir que seria mucho más fácil lidiar con el que con el llanto de Gabriela. Ambos chicos salieron hacia el pasillo y esteban se aseguro de dejar la puerta cerrada para que no ocurriera lo de hace unos minutos otra vez.
-          ¿Qué quieres?
-          Que me escuches, por un momento mira, entendiste mal lo que paso, yo…
-          ¡Tú eres un imbécil que permitió que su padre jugara con la salud de sus únicas amigas!- lo interrumpió
-          Elizabeth… eso no es así, yo lo llame por que esperaba que nos ayude, jamás imagine que querría hacerles daño…
Elizabeth dudo por un momento al ver los cristalinos ojos de Esteban a punto de estallar en llanto-
-          En verdad, jamás creí que algo así pasaría, sabia lo del proyecto de mi padre pero no pensé que nos afectaría.
-          ¡Eres un idiota Esteban! Debiste denunciarlo (!)
-          ¿Cómo crees que haría algo así? Es mi papá no podría enviarlo a prisión.
-          ¿Pero si puedes cambiar la vida de cientos de personas por la libertad de Carlos?- lo dijo sin esperar respuesta, solo debía decir algo para no matarlo.
-          Elizabeth…-ella había volteado y abierto la puerta para volver a la habitación, la tomo del brazo- déjame probarte lo mucho que siento todo esto, hare cualquier cosa…
Se dirigió a la cama tras deshacerse de la mano de Esteban y ayudo a su prima a sentarse para revisar las llagas que ya se dejaban ver en su cuerpo, Gabriela se quejo mientras la arrimaba al espaldar de la cama.
-          Comienza ayudando a Amelia abañarse, dudo que pueda hacerlo sola con tantas heridas.
-          Lo haré- dijo asintiendo
-          Gracias gordo
-          No lo agradezcas, es lo mínimo que puedo hacer por nosotros, ¿no es cierto?
Amelia se quejo fuertemente por el ardor de las llagas en su cuerpo y se apresuró a deshacerse de su ropa mientras Gabriela la miraba llorando por verla sufrir y por miedo a que a ella de suceda lo mismo.
-          No llores nena, no tienes que preocuparte, ella y tu van a estar bien, a demás, Esteban la cuidara esta noche y yo a ti.
-          Pero el la besó, también enfermará y estará mal antes del amanecer…y hablando de eso, no la ha vuelvas a besar, ¿sí?- dijo tomando la mano de Amelia algo molesta.
-          No te preocupes, no volverá a pasar y yo amaneceré bien, la diferencia entre tu y yo es que al parecer el suero no reacciono como esperábamos y la bacteria muto mas rápido de lo que debió y en el caso de Amelia, pues bien, ella estuvo expuesta directamente a unas ya desarrolladas, en mi cuerpo recién están incubando…
-          Prométeme que cuidaras bien a Amelia- la miro con tristeza.
-          Te juro que hare todo lo que sea posible y hasta lo que no para cuidarla- Amelia continuaba quejándose del dolor y Gabriela se acercó a ella con recelo, lucia muy mal y le daba pánico causarle mas dolor, así que finalmente se apresuró besando su frente y se alejó.

-          Me duele- se quejo Gabriela con lágrimas en los ojos.
-          Va a pasar, no te preocupes- sonrió mientras le ponía un paño húmedo en la frente reteniendo el llanto y tratando de evitar el quebrar su voz- Carlos encontrara la manera de ayudarte pronto- su todo había regresado a la frialdad que tanto caracterizaba a Elizabeth.
-          En verdad lo siento- se seco las lagrimas que cubrían su pálido rostro con el dorso de su mando y guardo silencio para evitar llorar pero sin tomarse la molestia de ocultar su dolor- mucho…
-          Deja de disculparte- estaba molesta por la insistencia de su prima- ya te dije que lo único que realimente me molesta es que me mientas, lo demás no me interesa.
-          Entonces te falle doble…
-          Claro que no- se sentó junto a ella y tomo su mano
-          ¡Claro que si! Te mentí y luego me enferme
-          Cualquiera puede enfermarse nena, nadie puede escoger si hacerlo o no, solo pasa.
-          Te vi llorar, no lo niegues, trataste de ocultarlo pero te vi hacerlo cuando estaba en la bañera- trato de sentarse pero el ardor no le permitió poner la espalda contra la pared y Elizabeth la devolvió a la cama- yo sé que te recordé a tus padres y fue muy desconsiderado de mi parte y a eso súmale que te mentí… son dos fallas en menos de una semana…
-          No, si me mentiste no fue tu culpa sino la mía, si perdiste la confianza en mi fue porque yo lo provoqué- acaricio su rostro- porque no te cuidé, no te di la atención ni la importancia que te merecías… ni te quise lo suficiente
-          Siempre has sido fría pero… ¿Qué es mejor que volver a los días en que las princesas lo eran?
-          No soy una princesa…
-          Se sentó junto a ella y acaricio su rostro con las manos lastimadas- eres mi princesa- beso fugazmente sus labios y mantuvo la vista fija en ella.
-          Y tu eres mi bebé- colocó las manos en sus hombros y la hizo recostarse nuevamente con la cabeza sobre sus piernas y acaricio su cabello. Y siempre lo serás, como si fueras mi hermanita menor…lo siento nena, pero siempre te veré así, como mi bebé…
Gabriela cerró los ojos y dejó escapar una lágrima antes de caer en la inconsciencia total que ya había tardado en llegar.

-          ¿Cómo vas papá?
El hombre no volteó a verlo, traía el cabello despeinado y había quebrado varios de los instrumentos del laboratorio.
-          ¿Cómo crees que voy a ir?...mal (!) mi hijo trata de sabotear mi proyecto y yo de salvarlo, ¿no es absurdo?
-          ¿Sabes que es mas absurdo?, que mi padre quiera acabar con la humanidad y yo no planee denunciarlo para detenerlo.
-          ¿Puedes irte?
-          Quiero saber como vas- dijo tomando una probeta con una sustancia roja dentro y meciéndola en sus manos.
-          Es complicado, mutó demasiado pero creo que voy avanzando, tal vez termine antes de que anochezca.
-          ¿Qué es esto?- devolvió la probeta a su sitio
-          ¿Cuál la roja o la verde?
-          Ambas
-          El virus original y el que ustedes tienen dentro.
-          ¿Y el amarillo?
-          No es nada
-          Papá… (!)
-          Ya te dije no es nada, mejor vete con tu noviecita y deja de molestarme
-          No puedo…
-          ¿Por qué?
-          Porque por tu culpa me odia, Carlos- no estaba molesto, sabia que se lo merecía, debió hacer lo correcto y no lo hizo, ahora debía asumir las consecuencias
-          Da igual, vete- señaló la puerta dejando en claro que era su ultima palabra.

Esteban golpeó la puerta y espero un momento a que contestaran pero no hicieron así que paso a la habitación algo fría por el aire acondicionado que había colocado al máximo por Gabriela, se sentó en el borde de la cama y miro a ambas chicas con cargo de consciencia.
-          ¿Cómo sigue?
-          Mal, cayó inconsciente hace un rato…lucía muy consternada.
-          No te preocupes, va a despertar, solo debe recuperar fuerzas para hacerlo.
-          Sabes, debí agradecerte por lo que hiciste hoy, fue muy valiente.
-          Era solo lo que debía hacer…
-          Yo sé, pero otro en tu lugar no lo hubiera hecho, ¿sabes? Hay muy poca diferencia entre la estupidez y la valentía, aun no se de cual fuiste victima pero sea cual sea, ambas necesitan de coraje. La estupidez es muy curiosa, se disfraza en rostros como los tuyos, de niños buenos, hijos de papi y mami, de esos que no ven mas allá de sus narices ni actúan por lógica común, de esos que saltarían por una ventana solo por atrapar la pelota que se les escapó de las manos y aquel pequeño paso entre el conformismo y la decisión de no rendirse, necesita coraje, aquel coraje que se esconde en débiles cuerpos y rostros ingenuos como los tuyos.
-          ¿Eso es un halago¡
-          Sólo diré que eres de los que salta, decide tú que clase de comentario es.
-          Pero…
-          No Teb, cállate- dijo interrumpiéndolo- si vas a hablar, que sea solo para decirme que ya tienes el suero,  sino, no.
El chico se levantó para marcharse de la habitación pero al llegar a la puerta volteo y volvió a la cama.
-          Aseguro que lo tendría hoy, antes del anochecer, con algo de suerte.
-          Gracias…
-          ¿Puedo besarla?
Elizabeth miró a su prima indecisa y luego a Esteban, no estaba segura de si se lo merecía o no, jamás fue su intención, dejarla en aquel estado, no tampoco su culpa, al menos no directamente…
Miró a Esteban una ultima vez antes de hablar, llevaba los ojos rojos e hinchados, había pasado toda la noche llorando, estaba sufriendo en verdad.
-          Sigue- dijo Elizabeth abriéndole paso para que accediera a su prima.
-          Lo siento…-acarició su cabello con delicadeza- en verdad lo siento…-besó su cálida frente y se marcho de la habitación para ir a revisar a Amelia.
Entro en la habitación y la encontró en  ropa interior y sobre la sabana, respirando con dificultad su malestar era mayor que el de Gabriela y sus heridas de mucho más tamaño.
-          ¿Cómo está?- preguntó con voz ahogada
-          Dormida… inconsciente mejor dicho…
-          Pero… ¿está bien?
-          Sí…si despertará cuando recupere las fuerzas.
-          Fue impresionante lo que hiciste
-          Sí…tal vez fue solo estúpido- dudó
-          Tal vez…pero no creo que lo hayas hecho sin motivos, no pareces de esos, tal vez fue amor…o cargo de consciencia…tal vez
-          Un poco de ambos…tal vez
-          Sí, fue amor…entonces te lo agradezco, sé que no fue por Gaby ni por mí, sino por Beth, pero aun así te lo agradezco, y no trates de negarlo. Al igual que ella, no se molesto contigo por el mundo ni tu falta de responsabilidad sino por Gaby…y si fue cargo de consciencia…pues bien, espero que te haya ayudado y aún así te agradezco, no cualquiera hace lo que tú. Hace falta estupidez- sonrió.
-          ¿Sabes?... ¿Oíste lo que pasó?
-          Sí…pero tampoco te culpo, estoy segura que Beth no hubiera denunciado a Gaby y en caso contrario, tampoco Gaby lo hubiera hecho…
-          Gracias…
-          No agradezcas Teb, nada de lo que hagas se te podrá reprochar si lo haces por amor. Quién sea que te odie por ello, lo hará por amor y quien te juzgue…lo hará porque jamás lo conoció.

Carlos entro en la habitación de Gabriela e hizo señas a ambas chicas para que lo siguieran y luego se dirigió a la alcoba de Elizabeth y dejo su maletín sobre una pequeña cómoda con una mueca de tristeza, dudando un poco la abrió y saco de ella tres suero de un tono celeste casi transparente y lo colocó junto a él con tres jeringuillas.
-          Listo…
Miró a Elizabeth que tenia en sus brazos a su prima aun inconsciente y desvió la vista con rapidez, no era una muestra de vergüenza sino una clara expresión de su deprecio, no la soportaba había sido ella la culpable de que todo se haya ido a la basura.
Se dio la vuelta lista para marcharse pero Esteban se coloco frente a él impidiéndole la salida.
-          ¿Qué quieres ahora Esteban?
-          Pon los sueros
-          ¿No te parece suficiente con que los haya fabricado?
Esteban lo miró con decisión y Carlos tomo los sueros y se los colocó uno a uno resignado.
-          Bien, ahora me voy, y tú Esteban…
-          Yo me quedo- lo interrumpió, si, hicimos un trato per tu lo rompiste, no iré (!)
-          No me digas que te quedarás aquí solo por esa…esa…esa mujer- señaló con desprecia a Elizabeth
-          Entonces no tengo nada que añadir papá
-          Pero yo si, se dejo oír la voz de Amelia- quédese a comer, no ha almorzado y si se marcha ahora tampoco cenara- volteo hacia Elizabeth- sé que no es bien recibido aquí pero es el padre de Esteban, y a fin de cuentas, el que nos curó, déjale quedarse, ¿sí? Que se marche mañana…
Elizabeth asintió son decir ninguna palabra mostrándole su aprobación y Carlos no se negó, solo se volteo y salió de la habitación.
-          ¿Por qué le ofreciste quedarse Amelia?
-          Porque tienes que destruir sus apuntes
-          Tiene mas en su casa
-          Sí, pero no tiene lo que consiguió aquí, de todos modos, de lo que tiene allá, nos podremos deshacer cuando volvamos a la ciudad, de hecho, deberías ir  hacerlo ya.
-          No puedo, está en el laboratorio…podremos hacerlo en la cena, me levantaré con alguna excusa a la mitad de la comida e iré a incendiar su laboratorio, claro si no te molesta Elizabeth…
-          Haz lo que quieras Teb, total, mi casa está asegurada.

-          Papá ¿Bajas?
El hombre asintió dejando de lado una de las probetas de color amarillo en su sitio mientras guardaba algo en el bolsillo de su chaqueta.
Ambos recorrieron el extenso pasillo y bajaron las gradas rumbo al corredor, allí estaban ya sentadas las tres chicas: Elizabeth en la cabecera, Gabriela a su derecha y junto a ésta, Amelia, Carlos tomo asiento a la izquierda de la jefa de aquel pequeño grupo de personas que lo miraban con odio incluyendo a su hijo, a excepción de Amelia.
Había un silencio sepulcral en la mesa, los únicos sonidos que se dejaban escuchar eran los de los cubiertos al golpear los platos mecánicamente mientras los ojos se movían de uno a otro tras haberlos pasado por unos segundos sobre Carlos.
-          Se sentará a la derecha de Dios padre todo poderoso, desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos- interrumpió el silencio que estaba haciendo gala de su poderío, todos los ojos a excepción de los de Elizabeth se dejaron caer sin disimulo y para permanecer allí, sobre el- Es por eso que las cosas son así.
-          ¿Qué cosas?- preguntó Gabriela
-          Oh, pequeña, no me vas a decir que jamás te preguntaste por que debía ser ut padre o en este caso, tu prima la que se sentara allí…-ella no contestó. A la cabecera, siempre el jefe del hogar el que la da ultima palabra, el dueño de la verdad y las decisiones, y a su derecha su mayor apoyo, quien estará allí para él, ayudándolo y obedeciéndolo, como Dios y Jesús… ¿entiendes?
-          Ajá…
-          Bueno, mira, si tu sufriste estando enferma y viendo así a tu…amiga (?), pero tu prima, ella es quien en verdad ha sufrido, su padre, su madre, su hermano…el miedo de perderte a ti… eso si es dolor ¿no lo crees?- la chica guardó silencio una vez mas-creo que es ella la merecedora de tu lugar, ¿quieres sentarte allí? ¿Sentirte Dios por un momento?- se levantó, se ubico junto a ella y la tomo del brazo al tiempo que hacia lo mismo con Elizabeth, ambas se levantaron sin protestar, querían saber en que terminaría todo ella, las cambió de puestos y tras mirar los curiosos ojos de Elizabeth que se habían posado en él por primera vez en la noche, continuó- ¿Qué tal eh?
-          Bien, gracias…
-          Sí, sentirse Dios es agradable-colocó su mano sobre su hombro- ¿Pero sabes cual es la diferencia entre ser y sentirse?- ella lo miró sin una respuesta en los labios- la diferencia pequeña…- Esteban se levantó de su silla y se ubicó justo frente a él al otro lado de la mesa- es que quien se siente Dios, observa sufrir y juzga, no puede causar ni decidir, pero quien se Dios, lo ocasiona todo, dirige el futuro y provoca las reacciones que quien no hace mas que sentirse él, juzga y para tu pésima suerte, en este caso eres tu la que imagina y yo…- sacó la jeringa del bolsillo de su chaqueta- el que soy- la clavó en el cuello de Elizabeth en un violento giro pero antes de que pudiera inyectar el liquido, Esteban salto sobre el y lo derribó mientras Elizabeth sacaba la aguja de su piel y se apresuraba a apuntarla en dirección de Carlos.
-          Eres un imbécil, ¿sabías?
-          No Esteban, tu eres el imbécil, sigues saboteando mi proyecto (!)
-          ¿Y qué esperabas? ¿Qué ataques a la mujer que amo y te lo permita?- lo levantó de la camisa y lo golpeó contra el suelo, se dirigió hacia la chica que apuntaba tensa hacia su padre, le quitó la inyección y corrió hacia el laboratorio.
De un solo golpe envió el microscopio y los papeles al suelo, pateó la mesa y ésta cayo de cabeza y sin consideración alguna sobre las probetas vacías.
-          ¡Detente Esteban!
-          ¡No! ¡Detente tú papá, detente tú! Tomó los tubos de ensayo amarillos, los rojos y verdes, hizo además de lanzarlos al suelo, pero se detuvo…
-          No puedes hacerlos, si los rompes, todos nos infectaremos (!)
-          ¡Elizabeth dame tu fosforera!- gritó a la chica que ya había llegado con Gabriela y Amelia a la habitación, ella se la lanzó- No pasará nada si los quemo- acercó el fuego al líquido y este se encendió en un segundo- tuviste dos errores padre, el primero atacarlas a ellas y el segundo, hacer este líquido tan inflamable.
Carlos se abalanzo sobre el, no permitiría que arruine sus apuntes, si no quería que se desarrollara su proyecto allí, bien, pero no destruiría su trabajo, golpeó su rostro en un  intento por vencerlo pero Esteban se paso en pie y se dirigió a la entrada de aquella habitación que ya estaba en llamas.
-          ¡Papá sal!- le exigió
-          ¡No saldré sin mi proyecto Esteban!
-          Debes dejarlo, todo lo que esta allí ya esta perdido (!)
El hombre continúo moviéndose en el interior de la habitación mientras los líquidos hervían y los recipientes amenazaban con estallar.
-          Papá- trató de volver para sacarlo pero Elizabeth lo detuvo mientras se escuchaba el vidrio y caer en pedazos- ¡Papá!- volvió a gritar al verlo tendido en el suelo con un trozo de cristal en el cuello, trató de entrar nuevamente pero Elizabeth continuaba impidiéndolo.
-          No puedes pasar aún, hay mucho fuego- codeó a Gabriela y la envió por un extintor, al cabo de unos segundos estuvo allí- Lo siento, en serio- lo dejó pasar cuando terminó de quitar las llamas que se extendían en su camino.
Esteban lo tomó en sus brazos y lo sacó se la habitación mientras las chicas terminaban de apagar el fuego y lo colocó en el pasillo.
-          Papá…- su voz estaba quebrada por el llanto. No quería que esto pasara, jamás fue mi intención…
-          Yo sé- tosió atorado por la sangre que emanaba de su boca- solo pasó…- sonaba resignado y arrepentido, no de su proyecto sino de abandonar a su hijo- sólo fue algo que pasó….
-          Papá…
-          ¿Sabes cómo saber cuando un hombre tuvo buena vida?- el chico negó con la cabeza- cuando al morir, la gente no puede ni siquiera dejar de hablar de él.
-          Papá, nadie dejará de hablar de ti, eres un excelente científico.
-          ¡No!, no me refiero a eso, cualquiera puede ganar un premio o recibir un diploma…yo no tengo nada que se pueda decir de mí…
-          Claro que sí, yo diré que me cuidaste y educaste, que me incluiste en tus proyectos.
-          ¿Proyectos? ¿Esos que se basaron en semanas enteras de comunicarnos solo para hablar de las consecuencias de tal o cual sustancia? ¡Son basura!, la relación de un mentor y su alumno…por lo demás, no hice nada que un padre no haría
-          Diré que me amaste
-          Por mi culpa casi mueres y de no ser por esa chica, hubieras entrado y ahora te encontrarías igual que yo
-          Pero aún así me  amaste, a tu modo pero me amas y gracias a eso hoy puedo amar y reconocer cuando me amas- Carlos tomó su mano con fuerza- diré que me amaste.
-          Dirás que te amé…- repitió cerrando sus ojos pera ya no abrirlos jamás.
Una patrulla se dejo oír a lo lejos, los bomberos tumbaron la puerta y entraron a la habitación hace un momento en llamas y al ver a Carlos en el suelo. Llamaron a una ambulancia mientras interrogaban a las chicas por el incendio y los policías por el muerto.

-          ¿Estaré bien?- le preguntó a Elizabeth mientras cerraban la bolsa negra con el cuerpo de su padre y se la llevaban.
-          Estarás conmigo- besó sus labios y lo abrazó- te dolerá, no digo que no y te hará falta, tampoco te lo niego, pero nos tienes a nosotras- se alejó de sus brazos y miró a sus ojos cristalizados- estarás conmigo- repitió mientras lo subía al auto junto con Gabriela y Amelia para alejarlo de aquella casa que tanto lo había lastimado.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Elizabeth 6ta Parte


6ta Parte



Y bajo toda la felicidad
Un zócalo de engañosos se deja ver
Y por encima de lo que se quiere creer y
 El frío de la soledad siempre se deja ver.






El teléfono de Elizabeth sonó un par de veces antes de que la llamada enviada al buzón de mensajes.
El teléfono timbró nuevamente logrando despertar a Elizabeth pero ella no iba a contestar, no sabía donde había dejado su celular la noche anterior y su cuerpo cálido y desnudo junto al suyo era lo más cómodo que jamás había sentido.
El teléfono sonó por tercera vez y pese a la pereza que le daba contestar lo sintió vibrar sobre su cabeza, y lo tomó y antes de siquiera revisar quien era, dudó en si debía o no atender, amaba estar allí, su carita ingenua al dormir y cuando la miraba, su sonrisa de niño pequeño al besarla y la suavidad de su piel junto a la suya, el teléfono dejó de sonar para inmediatamente conectar una nueva llamada, era Gabriela no podía evitar contestar.

-!Elizabeth! ¿Dónde estás?

-En la playa, Gaby-dijo bostezando- Son las cinco mujer por qué llamas?
-¡Porque son las cinco! ¡Debiste haber llegado hace horas!
-No te entiendo en serio, ¿no eras tú la que quería que saliera con el?
-Yo jamás dije eso…
-Se te notaba, igual, es muy temprano y quiero seguir durmiendo, así que si no te molesta…
-¡No, sí me molesta! Te estoy esperando desde hacer horas y no llegas, ¡Ven ya!- colgó el teléfono dejándole en claro que había sido una orden.

Dejó el celular a un lado y se vistió mientras gritaba a Esteban que hiciera lo mismo.

-          ¡Esteban! Levántate, tengo que irme.
-          ¿A dónde? Todavía es muy temprano…
-          Solo levántate, ya te dije, Gaby llamó y creo que ocurrió algo
-          Pero… ¿Qué te dijo?
-          Nada
-          ¿Nada? ¿Pero cual es tu afán entonces?
-Que no me dijo nada, pasó la noche fuera, le dije que estaba durmiendo y aun así ni siquiera preguntó donde, eso es muy extraño en ella, tenía mucho interés por vernos juntos y de la nada ahora parece que se le olvidó.
-          Pero…
-          Solo alístate, ¿Sí?




Gabriela había pasado toda la noche junto a Amelia, cuidándola de su fiebre y revisando que nada la incomodara para ver si en algún momento volvía a despertar.
Elizabeth irrumpió en la habitación con Vyoleth siguiéndola y Esteban tras ellas.

-          ¿Qué pasó Gaby? – La abrazó al ver sus ojos húmedos y acarició su cabeza mientras comenzaba a llorar.
-No sé, ¿Recuerdas que tenía tos? – Elizabeth asintió – bueno, a lo largo del día ella se fue poniendo peor, estaba pálida, se desmayó, su temperatura subió y finalmente terminó por toser y vomitar sangre…y anoche se acostó, mas bien se desmayó y no ha vuelto a levantarse desde entonces.
-          No te preocupes, ¿Sí?, va a estar bien.

Esteban se había alejado un poco de las chicas, todo aquello le sonaba muy familiar, la tos, los desmayos, la fiebre, la sangre, la inconsciencia, era obvio, las chicas habían robado el cofre y la esfera había estallado, lo extraño es que Gaby estaba en perfectas condiciones y si estuvo igual de expuesta que Amelia, lo más lógico sería que ella también estuviera en cama.

-          Llamaré a un médico – Avisó Elizabeth mientras marcaba un numero en su celular.
-          ¡No! – Bajó el teléfono con un movimiento de la mano contra la cama, las chicas miraron asombradas su actitud - No…es solo que ya he visto esto antes, no es un virus ni nada de eso, no es tos tampoco ni infección, es una bacteria y dudo que en un hospital logren tratarla, yo conozco a alguien, si no te molesta lo puedo llamar para que venga.

-          ¿Estás seguro de que no es mejor llevarla a una clínica?
-          No, no créeme, confía en mi, ¿Sí?

Elizabeth asintió mientras el salía de la habitación.
-          Y…tranquilas, no se contagiarán por estar aquí con ella.



-          Vamos papá, contesta - El teléfono llevaba timbrando mas de un minuto y ya había llamado cerca de tres veces, pero era típico de su padre, el jamás contestaba a menos de que el ruido realmente lo hartara, por suerte, al menos en eso, no era muy paciente.
Una  vez al otro lado de la línea se dejó escuchar.
-          ¿Sí?
-          Papá, soy yo…
-          -¿Qué quieres Esteban?, estoy ocupado
-          Papá, pasa algo…
-          ¿Decidiste volver?-Preguntó emocionado
-          Nop, sabes cuales son mis condiciones para que eso suceda.
-          Sí, sí, cursilerías u mas cursilerías anti-científicas, ¿me vas a decir o cuelgo?
-          No me trates así, te he dicho una y mil veces que soy tu hijo, no tú enemigo.
-          No estas de mi lado, eso significa que estas en contra.
-          -¿Sabes papá?- dijo en un suspiro. Para ser alguien tan inteligente…eres un idiota.
Un tono de corto se oyó incesantemente en la línea Esteban volvió a timbrar.
-          Lo siento papá
-          Me parece que fui muy claro al colgar
-          Sí, sé que ya no quieres hablar pero…dime, ¿un enemigo te daría la oportunidad de estudiar a tus absurdos microbios como huéspedes de una persona?
Carlos guardó silencio un momento, no solía salir de su casa y ahora se encontraba en el dilema de ir y estar a merced de su hijo en quien sabe donde o el de abstenerse y demorar mas de lo necesario en su proyecto.
-          ¿Dónde estas?
-          En la playa papá
-          ¿qué? No…estás loco si crees que voy a ir hasta allá.
-          Si no vienes…no verás como funcionan…
-          lo pensó por unos segundos y luego contestó -Haré maletas y llegaré en un par de horas, una y media con algo de suerte. Adiós.
-          Chao papá…-se despidió pese a que su padre ya había terminado la llamada.

-          Llegará en un par de horas, Elizabeth
-          Deberías dejar de llamarme así
-          ¿Así como?
-          Elizabeth…creo que ya tenemos la confianza suficiente como para que me digas Beth y dejes de tratarme como a una completa extraña
-          No lo haré, no te diré asó
-          ¿Por qué?
-          No pienso arruinar tu nombre de ese modo- le sonrió está mal ¿cierto?
-          Si, Amelia no ha despertado desde hace mas de seis horas y Gaby está desesperada, no ha hecho mas que rezar desde que saliste a llamar y por como la conozco podría apostar que ha estado haciendo lo mismo desde que me llamó, incluso desde antes – dijo con algo de modestia
-          Y…eso te enoja…
-          No, no me enoja, es solo que…sé que no servirá de nada, ¿tú crees en él?
-          No… papá odia a ese concepto, tal vez si mi madre no hubiera muerto, yo también creería  y a diferencia de ti, a mi si me molesta
-          ¿Por qué?
-          -Porque sé que no existe, porque en su nombre se han cometido cientos de homicidios, porque por el la ciencia se detuvo durante años…no tengo ni un buen motivo para aceptarlo
-          Yo no le veo nada de malo, tu lo culpas  a el de lo que la iglesia hizo, la verdad yo tampoco creo, o tal vez tan solo no quiero creer…pero de todos modos, cuando lo estas perdiendo todo, cuando no sabes que hacer… siempre es bueno tener algo en que creer o alguien en quien confiar
-          Te tiene a ti
-          Yo no soy medico, además, es una niña, jamás has visto a alguien morir, ni siquiera a un enfermo
-          Te cuido a ti – dijo tratando de ganarle.
-          Yo estaba herida, no enferma…creo que es mejor que se dedique a rezar que a llorar, si todo sale bien, tendrás algo en que tener fe, si no es así sabrás al igual que tu o yo que Dios no pasa de ser un cuento de hadas.

Elizabeth abrió la puerta y un hombre de cuarenta y cinco años tal vez, entró a la casa, llevaba dos maletas consigo, un libro de apuntes, una bolsa en la mano y los lentes agarrados en el cuello de un chaleco de lana.
-          Buen día, soy Elizabeth- dijo extendiéndole la mano.
-          Dr. Carlos – contestó respondiéndole al saludo
-          Papá- Se acercó a darle un abrazo pero él lo rechazó.
-          ¿Me explicas que sucede Esteban?
Esteban lo llevó por las escaleras hacia la habitación donde estaba Amelia.
-          Bueno papá, mira, desde ayer está muy mal, empezó con tos, luego se puso pálida, se desmayó, vomitaba sangre…pensamos que estaba resfriada pero cuando uno lo esta no escupe sangre, ¿Cierto?
Carlos le extendió ambas maletas a su hijo haciendo señas de que las cargue con cuidado, sacó de su bolso una jeringa y algo de alcohol.
-          Llévalas a la habitación y arma el laboratorio, yo voy en un rato.
Tomó el brazo de la chica y le saco sangre.
-          Papá…
-          ¿Qué?
-          -Deberías revisar a Gaby también
-          ¿Por qué?
-          Te lo explico arriba – dijo saliendo de la habitación

-          ¿Revistaste a Gaby?
-          ¿la infectaste?
-          ¡No! Ay papá…fue un accidente, tomaron el cofre de plata y la esfera explotó.
-          Ya veo…ya decía yo que no tenías ni el valor ni la seriedad científica que se necesita pen este proyecto.
-          ¡Papá!
-          Si, la revisé, aquí tengo sus muestras de sangre pero dudo que este enferma, si no a mostrado síntomas hasta ahora, no lo hará…la bacteria no sobrevive en el ambiente, si no hay penetración directa en el organismo morirá, mas con ella o con los fluido de la persona infectada no habrá contagio. En fin, ¿Para qué me llamaste?, lo de: “Para que estudies su comportamiento en un organismo” no es válido, sabes mejor que yo, que eso es mentira.
-          Sí, pero era la única manera en la que lograría traerte
-          Habla o me voy, tengo los síntomas y las muestra de sangre, no tengo razón para quedarme, ¿o sí?
-          Si, la tienes, te tengo un trato, yo te pongo el sujeto de prueba y tu buscas una cura.
-          ¿Para que quiero eso? Mi objetivo es infectar, no salvar.
-          Porque podrías infectarte tú, o tu hijo…
-          Son riesgos que asumiré
-          ¡Papá!
-          Adiós Esteban
-          Papá (!) sabes bien que no te iras si ese hubiera sido tu plan, no hubieras traído todo este equipo.
-          Sí, pero pensé que harías una mejor proposición…
-          Huh…está bien, si lo haces, si la ayudas… volveré contigo
El hombre colocó las probetas con las muestras de sangre junto al microscopio y le hizo señas a Esteban para que se fuera.

Esteban volvió al cuarto de Gabriela y la vio sentada y dormida en el sofá, tenia un recipiente con agua y palos dentro pero sobre todo, tenía ojeras, tomo una sabana y la tapo, luego retiro el envase y lo puso en el suelo.
-          ¿Despertó?
-          No…- Esteban volteo a verla pero seguía tan dormida como cuando llego.
-          Rayos me quede dormida…
-          No te preocupes, tienes que descansar
-          No, no puedo, no puedo acostarme a dormir mientras ella…
-          Duerme Gaby….ella duerme y no te haría mal hacer lo mismo, no puedes cuidarla si no estas bien.
El estomago de Gabriela sonó e hizo una mueca de hambre.
-          No has comido desde ayer ¿Cierto?
-          No, ni siquiera me he movido de aquí…
-          Voy a traerte algo- dijo levantándose
-          No…no, gracias, no quiero comer
-          Gaby, tienes que hacerlo
-          No (!) no quiero y punto.
Esteban sabia que no cambiaria de opinión, moría de hambre, le encantaría dormir... pero no lo haría mientras hubiera alguien quien la viera.
El chico salió de la habitación y volvió con una bandeja de comida que Elizabeth le había preparado a la chica, la dejo junto a ella y salió.
-          Si necesitas algo, si Amelia necesita algo, llamame, ¿sí?
-          La chica asintió – si gordo…
-          Tranquila Gaby, se pondrá bien, Carlos es muy bueno en lo que hace – suspiro-tal vez mas de lo que seria conveniente.
El chico regreso a ver a Gabriela al darse cuenta de su última frase, pero ella ya se había levantado y estaba junto a Amelia tomándole la temperatura.
-          ¿Cómo sigue?
-          Bien, esta bien, al menos en salud, esta bien
-          ¿Comió?
-          No , o sea, no me acepto la comida pero de todos modos la deje en su cuarto
-          Gracias- lo abrazó, el quiso besarla pero ella se negó- ¿sabes si ya sabe que tiene?
-          Es mejor que eso señorita- Carlos había entrado en la habitación cun un suero en la mano- ya se que hay que darle.
Elizabeth tomó el suero sonriente y corrió hacia la habiracion para aplicárselo a Amelia.
-          Ya lo tenias, ¿Cierto?
-          ¿Qué?
-          El suero, papá
-          ¿realmente importa?
-          A mi si me importa, su es asi pudiste solo mandarlo hasta aquí, sabias lo importante que era
-          Lo sabia y por eso vine-Le sonrió.
-          Creo que es hora de irno…¿no?- un temblor recorrio el cuerpo del chico por la mueca que se había dibujado en el rostro de su padre unos segundos antes.
-          No… aprovechare para ver que tal va el suero, jamas he visto como funciona realmente, es mas un proyecto
-          O sea que no tienes ni idea de si funciona no?- dijo molesto
-          Y tú tampoco si nos vas con ella y se lo apliques a la chica- señalo a Elizabeth que estaba en el corredor con el suero en la mano.

-          ¿Funcionará?
-          Claro que si, chiquitam tu amiga va a estar bien- el chico terminó de aplicar el suero y lo sujeto a la cabezera de la cama, acaricio su rostro y miro a Elizabeth que lo miraba incrédula pero con esperanza.
Ambos salieron y se deirigieron a la habitación de Elizabeth
-          ¿No vas a entrar?
-          Esteban la observaba desde la puerta indeciso mientras la veía sentarse en la cama-sí….-El chico se mantuvo inmóvil en la entrada
-          Esteban… (?)
Paso al cuarto batiéndose entre la gran cantidad de ropa en el suelo evitando pisar algina prenda y se recostó junto a ela con la cabeza sobre sus piernas.
-          Es una linda vista- miro a travez del gran ventanal el océano- jamas imagine que seria tan hermoso…
-          Tal vez no funcione ¿cierto?
El chico guardo silencio.
-          No están seguros de que resultados, ¿verdad Esteban?
-          Confio mucho en Carlos, es un gran científico
-          No fue eso lo que pregunte
-          No, no estamos seguros pero esperamos que si.
Elizabeth suspiro y Esteban se le acerco para besarla pero ella lo esquivo y se volteo a dormir.

-          Que tal sigues?-pregunto Elizabeth al entrar en la habitación
-          Creo que deberías preguntárselo a ella- carlos se retiro de la cama y dejo ver a Amelia despierta y con mas color en el rostro.
-          Wow, te ves genial.
-          Mientes- dijo sinriendole
-          Claro que no!-Gabriela había entrado con una bandeja de comida en las manos u chocando con su prima que la sujerto apenas a tiempo. Cracias nena- recupero el equilibrio y continuo crriendo hacia Amelia, dejno la bandeja en la cama, se sentó en sus brazos mientras se preparaba para almientarla- te ves muy bien, creeme- beso su mejilla.
-          Eso es cierto, si hay alguien que realmente puede afirmarlo, esa es Gaby, se mantuvo junto a ti desde que te pusiste mal, no se levanto ni a comer, tampoco ha dormido…
-          Gaby…-reclamo Amelia
-          Lo siento vida, es solo que no podía ponerme a cormir sabiendo que tu estabas asi, hubiera sido tan desconsiderado de mi parte.
-          Espero que al menos a ella la escuches y te cuides un poco.
-          No te preocupes yo la cuidare.
-          Me alegra oírlo.
Carlos tomo sus instrumentos y se puso en pie.
-          Creo que es hora de salir, Amelia lleva despierta algunas horas según dice Gabriela, asi que seria buena idea dejarlas descansar a ambas, les aseguro que para medio dia las chicas estarán recuperadas.
Gabriela mira a su prima algo insegura, quería estar allí con Amelia u descansar, habían sido las treinta y tres horas mas largas de su vida, pero por otro lado no quería arriesgarse a que algo pasara y no tener a nadie para ayudarla, los ojos de las chicas se cristalizaron por un momento.
-          Nena, voy a estar abajo, nada saldrá mal. Lo juro- se acerco y beso el rostro de su prima suavemente- todo ira bien, no te asustes, Carlos, Esteban y yo estaremos pendientes.
Todos salieron de la habitación al tiempo.
-          Me asustaste…una lagrima rodo por su mejilla- pensé, por un horrible momento pensé que no despertarias.
-          ¿No despertar? ¿y perderme mi viaje a la playa contigo? – se levanto de sus piernas y beso sus lagrimas- yo jamas voy a dejarte nena y mucho menos te voy a cambiar por mas cansancio que tenga, de mi no te libraras tan fácil- la abrazo fuertemente. Retiro la bandeja de la cama y la miro a los ojo tratando de transmitirle algo de paz- gracias.
-          No, no tienes por que agradecer, debi cuidarte, pedirle a Beth que suba el techo del auto, darte un saco para el viaje…no se…
-          Eso no importa, te quedaste durante mas de veinte y cuatro horas velandime, a demás, yo tengo ocho años mas que tu, yo debo cuidarte a ti, no ser la que te quite el sueño, al menos no por estas razones- se recostó y la obligo a hacer lo mismo- es mi turno de hacer de enfermera- la tapó y beso su cabello mientras la abrazaba.

-          Buenos días dormilonas- Elizabeth había comprado comida y se hallaban todos a excepción de aquellas dos chicas, viendo televisión.
Ambas se sentaron frente a la caja de pizza y trataron de coger un pedazo.
-          No, para ustedes no hay- se levanto, fue hasta la cocina y volvió con dos platos de sopa.
-          Gracias- Gabriela le sonrió
-          ¿Qué?, ¿por la sopa? Si siempre te la preparo.
-          Exacto Beth, siempre me la preparas pero solo a mi…
Amelia le sonrío pero Elizabeth y había vuelto su rostro a la película.
Gabriela tosio y la vista de todos en la habitación se dirigio hacia ella instintivamente.
-          Solo me atore- dijo nerviosa ante las miradas que dudosas se agolpaban sobe ella
-          Estas tomndo sopa, vida…
-          Beth (!) porfa, sabes como soy yo, me atoro aun cuando no hablo y tu también lo has visto Amelia.
Los chicos se miraron entre ellos sin saber que decir mientras Carlos sonreía sentado en el sillón con el control del televisor sobre las piernas.
-          Ash, no es de mi que deben preocuparse sino de esas a llagas que crecen en el pecho y el abdomen de Amelia, ¿por quecreen que esta usando una blusa larga y sin escote?
-          La chica se puso en pie y se alejó un poco de Gabriela que había logrado que toda la atención se dirigiera hacia ella- me la puse porque me gusto, es todo.
-          Eso rosa amor, no mientas…
-          ¿no has visto el color de mi pijama?, es morada
-          Solo la blusa lo es…
-          Gaby…
-          Entonces sácatela y déjales verlas
-          No son nada, tal vez fue solo alergia al polvo o a la arena, es la primera vez que vengo, muchos se queman, yo le cogí alegría a algo…solo las tape porque no se ven muy buen
-          Creo que tiene razón- interrumpió Carlos mientras Gabriela sufría un ataque de tos abrazada por Elizabeth que había comenzado a preocuparse por ella- sácatela Amelia, por favor.
La chica suspiro, se alejó de ellos y de espaldas a la televisión, retiró la blusa dejando a la vista de todos unas grandes llagas rojas de borde rosado muy similares a las que dejan los venenos de algunas serpientes, a diferencia de que no tenia la única herida típica del ata que de víboras sino una serie de estas distribuidas son patrón alguno a lo largo de su cuerpo
-          ¿Que es eso papá?
Carlos se acerco a la chica, se coloco los lentes y reviso con uidado y sin tocar las llagas en el cuerpo de la muchacha luego salio de la habitación y tras unos segundos volvió con un par de guantes, algunos porta-objetos, un bisturí y un microscopio en la mano.
-          Esto chicos- se coloco los gantes de látex y raspo con el bisturí las llagas para sacar una muestra. No es mas que el efecto de…-coloco la muestra en el rectángulo de vidrio y este en el microscopio-…Adrovagus monsaneinsis
-          ¿Andro que?- pregunto Gabriela
-          Adrovagus Monsaneinsis…supongo que es el nombre que Carlos le puso a esa cosa
-          No es una cosa, Esteban, es una bacteria, parece que el pasar tanto tiempo con una niña, una artista y una rockera desocupada que lo más probable es que no pase de ser una barman o una simple trabajadora en una sucursal de comida rápida, te atrofia el cerebro…
Las chicas voltearon molestas hacia el pero Carlos estaba ya con la vista fija en la muestra
-          Discúlpenlo chicas, es algo…algo…
-          ¿muy parecido a Beth?- dijo Gabriela sonriendo
-          Exacto
Elizabeth soltó a su prima que ya había comenzado a toser otra vez y se ubico junto al doctor- ¿sabes que es?
-          ...parece que la bacteria muto, imagino que le pusimos el suero muy tarde
Otro ataque de toso se adueño de la garganta de Gabriela que iba a hablar.
-          Y al parecer mi prima también esta enferma…
-          No, no dudo, en verdad lo dudo
-          ¿Qué te hace estar tan segura?
-          Que es una bacteria muy simple, su periodo de incubación es muy corto, no sobrevive ni un minuto fuera de una cuerpo y una vez en uno, su único medio de contagio es en fluidos…-la chica lo miraba algo confusa- ya sabes, besos, sexo heridas mutuas encontradas, aunque eso ultimo es muy complicado y según pude ver cuando examine a Amelia, ella no tenia ninguna.
Las tres chicas se mantuvieron en silencio u esteban desvió la mirada hacia su padre que había hablado durante todo aquel tiempo sin alzar la vista del microscopio
-          ¿Crees que  si se la hubiese aplicado a tiempo, hubiera funcionado?
-          Estoy seguro
-          Regreso a ver a su prima que estaba abrazadas por Amelia y con un pequeño rastro de sangre sobre sus labios- ¿le podrás poner uno?
El hombre asintió y esteban corrió a traer el suero
-          ¿Desde que hora estas tosiendo?
-          Un tiempo después de que usted llego a revisarlas esta mañana
-          ¿No tienes algina idea de cuando pudiste contagiarte?
Gabriela no hablo.
-          Gaby…nadie va a reprocharte nada, lo único que hiciste fue cuidarla y creer que ya estaba sana, la esperanza no es nada de que avergonzarse
-          No dices lo mismo del vaticano
-          Gaby, nena, por favor…
-          Lamento haberme enfermado- su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lagrimas- en verdad lo siento Beth, perdóname.
-          Fue hacia ella y la abrazó. No te preocupes, todo ira bien, solo dime, ¿sabes a que hora te pudiste cangaría?
-          Antes de que el doctor le ponga el ultimo suero esta mañana.
Carlos frunció el seño al oír la respuesta, realmente había esperado no tener que administrárselo…

-          Listo, ya estas- dijo Carlos al terminar de ajustar el suero a la cabecera- voy a salir, creo que deberían hacer lo mismo.
Esteban volvió la vista a Elizabeth
-          Ve, Teb, yo me quedare un rato mas con mi prima, luego los alcanzo- se sentó junto a ella y tomo su mano.
Ambos salieron de la habitación con rumbo a la pequeña estancia del segundo piso y Esteban se paro frente a su padre evitando que se sentara.
-          ¿Qué paso papá?
-          ¿De qué?
-          Con Gaby y Amelia…
-          Mhm…al parecer tus amiguitas tuvieron un comportamiento indebido y la una termino pegándole la bacteria a la otra.
-          Sabes que no me refiero a eso papá el suero que trajiste, no era para curarla, ¿verdad?
-          Como crees, ¿yo? ¿dañarla?, ¿Por qué haría eso?- sonrió
-          No seas tan cínico, fuiste tu, admítelo Carlos, jamás hiciste una cura, me dejaste en claro que no te interesaba, no se por qué pensé que la habías creado, aun peor con su dedo, ¡¿Qué hiciste papá?!
-          Rió con una mueca en su rostro- exageras, no son mas que unas niñas que conociste hace menos de un mes
-          Pero son mis amigas papá…
-          Mira, ¿quieres saber que tenía el suero, cierto?- el chico asintió- tenia una bacteria, otra bacteria la puse en el suero y cuando entro es su cuerpo ambas se mezclaron u el efecto fu el que tu viste
-          ¡¿Cómo pudiste hacer eso?!...eran mis amigas…
-          Eran sujetos de prueba esteban, y lo sabias, tu me trajiste aquí consciente de lo que iba a hacer, tu llamada fue una invitación a que introduzca mis bacterias dentro de ellas, es lo que en este mundo estoy haciendo con Gabriela- se acercó a esteban y lo abrazo- gracias por permitirme infectar a tus amigas.
Elizabeth cerró con fuerza una puerta tras ella mientras miraba a Esteban furiosa en una mezcla de decepción e ira, ambos voltearon instintivamente mientras por su rostro, una lágrima ya se dejaba ver.